
CONTACTO DIRECTO: +34 937 20 53 77
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Cada invierno desde hace más de tres décadas, los aficionados a la conducción todoterreno sobre nieve se reunen en los Altos Alpes franceses.
Sin embargo, este año una desagradable sorpresa verde les esperaba a su llegada la región blanca.
180 todoterrenos, 160 quads y 20 motos pudieron verse en esta ocasión surcando los caminos de la región de los valles de Champsaur y Valgaudemar. Pero esta edición de la Croisière Blanche se convirtió en una edición extraña, que dejó un sabor quizá algo agridulce a los asistentes.
El origen de ello se produjo la tarde anterior a la etapa prólogo que debía inaugurar el evento. A instancias de diversos grupos ecologistas, un gran número de gendarmes se presentaron en el cuartel general de la organización con una orden de los juzgados de Marsella que suspendía la autorización para el desarrollo de la Croisière Blanche.
Rápida reacción
Tras unos primeros momentos de incertidumbre, se pensó que las ilusiones y el trabajo de muchísimas personas iba a dar al traste. Pero entonces comenzó una carrera contrarreloj para intentar evitar que esto sucediera. Los organizadores intentaron iniciar negociaciones y se mostraron abiertos a realizar las modificaciones que fueran necesarias para evitar la cancelación.
Sin embargo, las conversaciones fueron infructuosas y la orden fue inapelable. Pero quedaba una puerta por abrir y, por supuesto, se abrió. Teniendo en cuenta que la práctica totalidad de caminos por los que debía transcurrir la travesía eran de libre circulación para los vehículos, se encontró la alternativa. Ésta consistió en hacer desaparecer cualquier referencia al nombre de Croisière Blanche, de sus organizadores y de sus patrocinadores, procediéndose también a retirar la rotulación de todos los vehículos. De esta manera, oficialmente, el evento quedaba anulado, pasando a celebrarse una “travesía individual” por los valles de Champsaur y Valgaudemar. En resumen, lo mismo, pero sin utilizar la denominación de las 31 ediciones anteriores.
Esto pudo suceder gracias a la rápida y conjunta colaboración de los diferentes alcaldes y autoridades de la zona, favorables todos a que el evento tuviera lugar. Todos firmaron un documento mediante el cual se autorizó a cualquier vehículo a circular por las pistas y caminos pertenecientes a los distintos municipios por los que transcurría el evento. Gracias a ello, las rutas pudieron celebrarse según lo previsto, únicamente realizando algunas mínimas modificaciones en el recorrido. Pero esto no afectó al excepcional ambiente que se respiró en ambos valles durante la última semana de enero.
Puesta en marcha
Tras las primeras verificaciones técnicas y administrativas tuvo lugar la etapa prólogo del primer día, que sirvió para que los debutantes realizaran su primera toma de contacto. A los más experimentados tampoco les vino mal a modo de recordatorio de lo que significa conducir con tanta nieve. Y es que, tal y como nos aseguraron la mayoría de autóctonos, no se recodaba una Croisière Blanche con tanta cantidad de nieve como la que se encontró este año.
A partir del día siguiente, de forma ordenada, los asistentes fueron realizando los tres recorridos previstos, correspondientes a los colores azul, rojo y negro. Los primeros grupos en tomar la salida lo hacían aún de noche y, en función de cómo se le diera el día a cada cual, llegó a ser habitual concluir también bajo la oscuridad. En algunos puntos de las rutas, sobre todo a lo largo de la azul, hubo momentos en que casi dos metros de nieve a ambos lados del camino daban la impresión de adentrarse en una gran gruta blanca.
Manos a la obra
Como era de esperar ante tal cantidad de blanco elemento, las “enganchadas” de los vehículos fueron constantes y, como sucede año tras año, el compañerismo y la solidaridad entre participantes salieron a relucir. En estos momentos, las eslingas y los winches se convirtieron en los mejores aliados, pero no los únicos. Picos y palas en mano, todo el mundo colaboraba para apartar la nieve sobre la que los vehículos hubieran quedado empanzados. Las ansias por ayudar incluso producían momentos de confusión pues, en ocasiones, diversas personas dirigían indicaciones simultáneamente al conductor en apuros para salir de ellos. Esta situación, que podía provocar contradicciones para quien manejaba el volante, finalizaba tras algún grito de “¡Un sólo guía, por favor!”.
El convoy español, que casi alcanzó la decena de vehículos, fue uno de los más activos durante toda la prueba. Hasta los Alpes se desplazaron representantes asturianos, catalanes, gallegos y vascos que formaron uno de los grupos más numerosos después, por supuesto, de la gran acumulación de franceses y de los fieles ingleses. En esta ocasión, los que más kilómetros debieron recorrer para alcanzar la gran cadena montañosa fueron los rusos e israelíes.
Pero entre todos los participantes quizá hubo un equipo que se ganó las mayores simpatías. Autodenominados como FLP (Frente de Liberación de la Provenza), un peculiar grupo de jóvenes galos alegró la ruta al resto de compañeros. Sus joviales cánticos, cargados de decibelios, así como su imperturbable predisposición para “tirar” de quien hiciera falta, les convirtieron en un conjunto muy querido.
Excelente organización de GRM
Para hacer posible el evento fueron necesarias 120 personas de organización, todas ellas pertenecientes a uno de los clubes más multitudinarios y antiguos de Francia, el de los Grands Randonneurs Motorisés (GRM). Su presidente, Jean-Louis Milelli, fue el encargado de cerrar la que debería haber sido la 32ª edición del evento en el Palacio de Deportes de la estación de esquí de Orcières 1850.
La habitual entrega de premios honoríficos no se produjo debido a las circunstancias excepcionales. Pero ello no evitó que Milelli dirigiera un emotivo discurso a los presentes en el que quedó evidente la complicidad y el compromiso entre participantes, alcaldes, patrocinadores y prensa que este año nos dimos cita en Champsaur y Valgaudemar. Pronunció frases de agradecimiento encubierto como “No puedo dar las gracias a los participantes, porque no ha habido participantes. No puedo dar las gracias a la prensa por su trabajo, pues no ha habido prensa trabajando. Ni puedo agradecer nada a los patrocinadores porque no ha habido patrocinadores.” Con esta original forma de agradecimiento, y entre lágrimas, expresó el deseo de que la 33ª edición de la Croisière Blanche pueda tener lugar sin demasiados impedimentos. Las futuras negociaciones de aquí al 2010 tendrán la última palabra.
Fuente original: www.4x4digital.com
© Copyright 2014-2015 - Grip Motorsport 4x4, Todos los derechos reservados - Política de Privacidad- Aviso Legal - Web by MarketingOff-Road.com